Leer novelas
"Lo cierto es que no hay tal debate, o no tendría por qué. No hace
falta elegir entre leer ficción o no, como no hace falta elegir entre la
tortilla y el arroz meloso de marisco ni entre la música clásica o el rock.
Porque las elecciones exclusivas, por suerte, solo son obligatorias en las
preguntas sobre islas desiertas, pero casi nunca en la vida real, donde todo lo
que vale la pena debería tener su momento y su espacio.
Pero resulta que Pla le suelta a Pániker, en una entrevista de
1965, que un hombre que
después de los 40 años aún lee novelas es un puro cretino, y claro, ya hay que decantarse: sí o no, de acuerdo o en
contra, gran verdad o boutade del ampurdanés.
La ficción ofrece un punto de vista subjetivo, indispensable para
comprender… a los sujetos. De los infinitos ejemplos, para mí el último han
sido tres relatos breves de Calvino reunidos en La entrada en guerra (Siruela, creo que como toda su obra en
castellano), en los que un joven -que es él- cuenta otros tantos momentos
relacionados con el principio de la participación italiana en la Segunda Guerra
Mundial, desde su pueblo del norte. Cada cuento nos muestra no solo lo que le
ocurre, sino lo que piensa y cómo se siente. Nos permite casi llegar a
comprender lo que significó estar allí entonces. Y lo hace poniéndonos en su
lugar, haciéndonos ser él durante unos instantes, o al menos acompañarlo en su
desconcierto ante esa tragedia colectiva que venía a irrumpir en su ya confusa
juventud.
La diferencia entre eso y un ensayo histórico es que éste explica
y analiza qué sucedió, mientras que la ficción nos hace ver lo que supuso para
quienes lo vivieron. Un cuento capaz de ponernos en una situación con
significado para nosotros, o una novela que nos enseña a toda una persona desde
dentro, no son sustituibles por ningún estudio. No para entender ciertas cosas.
La vida, por ejemplo.
Por supuesto que hay novelas para pasar el rato. Para
entretenerse, que es una cosa, opina un amigo mío, bastante tonta. Como hay
tratados de filosofía que no aportan absolutamente ninguna idea aprovechable. Pero
es que al final sí hay una elección que hacer, y cuanto antes: decidir entre la
buena y la mala literatura"
* * *
Yo sigo leyendo novelas mayoritariamente, es más, leo más novelas que nunca porque no tengo obligación de leer otras cosas. El ensayo lo identifico con los estudios, con la obligación y con la tortura de las notas y los exámenes, y me repele una barbaridad. Sé que me pierdo grandes libros, pero me queda cada vez menos vida y prefiero dedicarla a lo que más placer me da.
ResponderEliminarEstas dos novelas simultáneas, y una seguramente en francés, que Ud domina perfectamente…
ResponderEliminarPresumo que en Vicedo abandonó su hábito lector al completo debido a sus obligaciones familiares…
Y ahora su pasión (casi droga) en su mayor libertad se impone, enhorabuena por sus buenas lecturas novelísticas (esperamos sus drogadictos seguidores, su análisis de esa doble lectura)…
Cierto, no estamos en una isla desierta, así que elegir es una tontería. Pla era algo dado a decir rotundidades (así que era experto en boutades).
ResponderEliminarEn mi caso, hay una cosa cierta: el porcentaje de no ficción ha subido, porque lo ha hecho el interés (o sea, la necesidad) del pensamiento. Pero el tiempo dedicado a la novela y la poesía no ha bajado. Simplemente, leo más.
Pero, tal como se dice, "cada casa es un caso". Bueno, de momento solo lo digo yo. Lo que a mí me sirve no tiene que valer para otros.
Teresa, bienvenida. Puede que tu reacción sea pasajera. Sería lo mejor, para no tener que perderte nada...
ResponderEliminarManolo, seguí leyendo, allí. De hecho, fue la única actividad que mantuve, junto con la de bañarme y comer.
NáN, ese amigo que opina así de entretenerse eres tú.
Un abrazo a los tres.
Yo he leído a Pla, hace años. Me gustó.
ResponderEliminary sobre las novelas dejo aquí lo que he leído reciéntemene a natalia Ginzburg a la que te recomiendo muchísimo y más si te ha gustado Calvino. Lee también a Primo levi.
"«Porque las novelas están entre esas cosas del mundo que son a la vez inútiles y necesarias, totalmente inútiles porque carecen de una razón de ser visible y de cualquier clase de finalidad, y no obstante necesarias en la vida como el pan y el agua, y entre esas cosas del mundo que a menudo se ven amenazadas de muerte y que, sin embargo, son inmortales».
Te lo leí el otro día ya, Moli. Gracias :)
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