La tele que queríamos
El otro día vi el principio de un programa de “La Clave”. Y ya la presentación de los invitados me dejó con la boca abierta: solo con su respuesta a la pregunta de introducción de Balbín demostraron estar a años luz de cualquier contertulio actual.
La verdad es que de “La Clave” yo solo veía las películas, así que supongo que me perdí uno de los mejores programas de nuestra televisión. Eso escribía, al menos, el crítico barcelonés Joan Francesc de Lasa el seis de julio de 1978 en el semanario Destino. En aquel artículo elogiaba la profesionalidad de José Luis Balbín, su preparación, su eficiencia en la moderación del coloquio y, sobre todo, su “insobornable afán de libertad”, que más de un problema le causaría. Y acababa su reseña augurando mejores tiempos para la televisión española, una vez liberada de los dictados de “la Voz de su Amo”, que durante lustros la habían malformado.
El señor Lasa murió en 2004, con lo que tuvo tiempo de ver que su optimismo resultaba completamente infundado, pero la vida le ahorró esta última década de degradación televisiva que no cesa, y que tiene múltiples vertientes.
Las más llamativas: la proliferación de programas donde los concursantes, ya canten, bailen, sobrevivan en islas llenas de cámaras o cocinen, deben abrazarse y llorar en público mientras un jurado los humilla; la irrupción del famoso profesional, que sale en la tele porque es famoso y solo es famoso porque sale en la tele, y se caracteriza además por no tener más mérito que el discutir a gritos (una profesora de Primaria me decía hace unos años que en las reuniones de padres había habido un antes y un después de ‘Sálvame’); o el pseudoperiodismo que bajo un baño de seriedad no ofrece más que morbo, donde expertos en nada analizan cada mañana media docena de temas, antirreporteros dan cancha a cualquier familiar o vecino desaprensivo que busca su momento de gloria, y se cuentan medias verdades, se expanden rumores, se tergiversa, se manipula y se insinúan falsas conclusiones sin que importen las consecuencias. De fondo, las peores: la renuncia generalizada a cualquier contenido que aporte o exija algo, y el abandono de la labor informativa objetiva en favor de la creación de opinión más burda.
Yo no sé si hay un amo que maneja esos hilos. Tiendo más a explicar estas cosas, incluso las peores, como el resultado de una sucesión de decisiones estúpidas y mezquinas. Pero si alguien se hubiese propuesto convertir aquella preciada libertad en algo vacío e inane no habría podido elegir un modo mejor: lograr que la usáramos así.
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Efectivamente tiene Ud. razón:
ResponderEliminarEran presentadores fieles a su vocación, les gustaba su trabajo, se sentían cómodos en él, y eran pocos, al igual que los canales televisivos.
En esas condiciones, los televidentes teníamos muy fácil la elección de cadena televisiva, hoy se ha ampliado la oferta tras la apertura de nuevos canales televisivos, algunos privados o de pago, con descodificador para acceder a la cadena.
El gobierno vendió el espacio televisivo para telefónica móvil, hubo que reordenar los canales, eliminaron alguno, recortó el espacio televisivo y se cambiaron las frecuencias existentes de televisión.
Todo ello, modificó la reciente televisión digital tras el abandono de la analógica cambiando los amplificadores de la nueva TDT con adquisición de nuevos medios de acceso a la TV.
Hoy impera una lucha atroz, por ganarse el espectador tras la pequeña pantalla. Todos esos canales para subsistir deben resolver la muy importante cuestión económica con múltiples cuñas publicitarias, desesperantes para los que seguimos el programa y, poco podemos hacer en nuestro enfado salvo cambiar de cadena, pero ellos conocen esta acción, y se ponen de acuerdo en poner la publicidad al mismo tiempo, con lo que la veremos en la otra cadena también...
Nos queda el recurso de las cadenas "nacionales, o patrocinadas por los gobiernos de la nación" que suelen tener una publicidad más restringida o inexistente... pero a veces su oferta es más culta o de público más restringido...
Existen cadenas, Tele Cinco especializadas en programas "tele basura", tipo Gran Hermano y seguidos por fieles a Belén Esteban, de una cultura muy popular, cadena de un amplio público fiel a este tipo de programas, hay otras cadenas de programas de ámbito crítico sobre la política, de moda con la corrupción tan extendida, La Sexta y su programa de la noche del sábado y primeras horas del domingo, es muy interesante...
La cuatro y La Sexta con sus programas del mediodía y de la tarde o de la noche de tipo noticieros, o Antena 3 y Tele Cinco, la oferta es muy amplia sólo es necesario elegir y cambiar de cadena según el horario de su programación con el programa de nuestro agrado, en los diarios tenemos la programación con la interesante oferta televisiva...
Compruébese y alégrense en el inmejorable comentario a los "GOYA 2016. Premios Goya 30ª Edición" en el vínculo, del Blog:
< http://www.cosasqmepasan.com/2016/02/despelleje-goya-2016.html#.VrhcCRVf200 >
Muchas gracias.