Al acceder y leer el título, pensé que lo atracó un desesperado, sin trabajo, en el paro. Más tarde elucubré que salió al oír algo extraño sin las llaves y se cerró la puerta… y que con las prisa se olvidó de parte de su vestimenta, supongo iría afeitado… Dentro de lo malo, el paraguas es muy útil… ¿Y las llaves del auto…?
Qué bonito. Un hombre en calzoncillos en lugar visible, en la madrugada, es la mejor foto de sí mismo. Veo que los años pasan, pero tú resistes y mantienes la ternura.
Qué barbaridad.
ResponderEliminar¿Y qué hacía Usted de esa guisa, si puede saberse?
ResponderEliminarBueno, tal vez sea mejor que no pueda saberse, y lo dejamos ahí, con toda su poesía y toda su pulmonía.
Al acceder y leer el título, pensé que lo atracó un desesperado, sin trabajo, en el paro. Más tarde elucubré que salió al oír algo extraño sin las llaves y se cerró la puerta… y que con las prisa se olvidó de parte de su vestimenta, supongo iría afeitado… Dentro de lo malo, el paraguas es muy útil… ¿Y las llaves del auto…?
ResponderEliminarQué bonito. Un hombre en calzoncillos en lugar visible, en la madrugada, es la mejor foto de sí mismo. Veo que los años pasan, pero tú resistes y mantienes la ternura.
ResponderEliminarEse es el principio de un apasionante relato. Por favor, ¡siga usted!
ResponderEliminarCalzoncillos, esa es la palabra clave, la que hará evolucionar la historia hacia uno u otro estilo.
ResponderEliminarUn abrazo otoñal, ya.
Vaya... ¡Qué interesante! Espero que fueran boxer...
ResponderEliminarAperta desde Madrid.
Elena.
Si lo explico, ya lo contextualizo.
ResponderEliminarBesos y abrazos.